El koala (Phascolarctos cinereus) es una especie de marsupial, con hábitos tranquilos, parecidos a los de un perezoso. Sus orejas suaves y su gran nariz le confieren, junto con su carácter amigable, un gran parecido con los ositos de peluche.
El koala alcanza una longitud corporal de 76 cm; el cuerpo es robusto y está cubierto de pelo suave y de color marrón grisáceo. La cabeza es grande y redonda, y tiene unas orejas peludas, grandes y redondeadas.
La dentadura del koala está adaptada a su alimentación herbívora, y es similar a la de otros marsupiales diprotodontos (canguros y wombats). Tienen afilados incisivos para cortar hojas al frente de su boca.
Estas características hacen que el koala esté perfectamente adaptado a su vida arborícola, y es fácil de observar en los bosques de eucaliptos del este de Australia, que constituyen su único hábitat, así como su fuente de alimento, pues este animal solo come las hojas y las yemas de estos árboles. Los koalas que habitan en climas menos cálidos son generalmente más grandes y tienen el pelaje más oscuro y espeso que aquellos que viven en climas más cálidos. El peso medio de estos animales es: 12 kg en los machos y 8 kg en las hembras. Las extremidades posteriores son cortas, con pies grandes dotados de cinco dedos; cada mano tiene cinco dedos, dos de ellos opuestos a los otros tres; cada dedo posee una garra fuerte y grande. Las patas traseras no tienen garras en el dedo mayor, y el segundo y tercer dedo están fusionados para formar un garfio con el que pueden extirparse las garrapatas, de las que sufren a menudo.
Los machos se distinguen de las hembras por la bolsa testicular, así como por la glándula que tienen en el pecho, y que desprende olor. Las hembras, a su vez, se identifican por la bolsa o marsupio. La bolsa es como la del wombat (otro marsupial australiano) y, al contrario que en los canguros, la abertura de la bolsa se encuentra en la parte inferior de ésta. Los machos adultos pueden ser hasta un 50% más grandes que las hembras adultas, y, además de tener la curvatura de la nariz más pronunciada, la forma de su cabeza es algo diferente a la de las hembras.
La hembra pare una única cría de 5,5 g de peso, que se desplazará hasta la bolsa marsupial de la madre nada más nacer, y permanecerá en ésta durante seis meses, alimentándose de leche;
Los koalas viven en los árboles y realizan la mayoría de sus actividades de noche. No se encuentran cómodos en el suelo, donde caminan a gatas. Para ahorrar energía, duermen 18 horas al día. Sus depredadores naturales son los dingos, las lechuzas, las águilas, los varanos y las serpientes pitón. Las épocas de sequía y, sobre todo, los incendios, también pueden resultar peligrosos para ellos. El eucalipto les aporta azúcares, almidón, grasas y proteínas.
Si los koalas quieren subir a un árbol, brincan desde el suelo, se sujetan a la corteza con sus garras y, seguidamente trepan. Suben y bajan de los árboles siempre con la cabeza hacia arriba. Normalmente, descienden lentamente, ya que sólo utilizan una pata. Generalmente, los koalas solo descienden de un árbol para llegar a otro. Aquí les acecha la mayoría de los peligros.
El pelaje del trasero, que es especialmente espeso, les permite apoyarse en las ramas más duras. En los días fríos, húmedos y ventosos, los koalas se enrollan como una bola para ocupar menos espacio y desprender el menor calor posible. Cuando llueve, el agua se desliza por el lomo de los koalas. En los días calurosos, secos y bochornosos, los koalas no sufren, ya que el pelaje de su pecho, que es claro y largo, absorbe el calor. Y, cuando hace viento, su pelo se mueve y así se refrescan.
La población de los koalas posee un sistema de comunicación y organización complejo, que le garantiza la cohesión social. A pesar de que son solitarios (excepto en la fase de apareamiento), se organizan en poblaciones estables bajo una jerarquía social, en la que se establecen diferentes territorios y, dependiendo de la posición que ocupen, se comportan de una u otra manera. Si el orden se desestabiliza, influye en el grupo.
Cada koala establece su propio territorio, cuyo tamaño depende de diversos factores: sexo, edad, posición social y la calidad y resistencia del terreno. En una población socialmente estable, el tamaño del territorio garantiza suficientes árboles adecuados para proveer al koala de alimentos y protección.
Antes de que los koalas jóvenes emigren, consideran el territorio de su madre como propio. Generalmente, los territorios de los machos son más grandes que los de las hembras. Algunos de los árboles marcados con excrementos sirven de lugar de encuentro, razón por la que juegan un papel decisivo en la estabilidad de la población.
Durante algún momento, a los koalas jóvenes se les fuerza a abandonar el territorio de sus madres. Normalmente, esto sucede cuando tienen 18 meses.
Los koalas cuentan con una amplia variedad de sonidos, que les permiten comunicarse a grandes distancias. Tanto las hembras como los machos gritan cuando tienen miedo. Emiten un ruido fuerte, como el de un bebé cuando quiere comer, que se produce en situaciones de estrés y normalmente suele ir acompañado de temblores. Los machos producen una especie de ronquido para manifestar tanto su presencia como para demostrar su posición social. A menudo suena como un ruido lejano, como cuando se pone en marcha una moto. Los machos se ahorran el gasto energético que emplearían en una lucha mediante el uso de los sonidos para establecer su posición dominante. Las hembras no aullan tanto como los machos.
Las hembras llevan a sus crías recién nacidas en la bolsa marsupial durante seis meses aproximadamente. Cuando la cría sale de la bolsa se agarra a la espalda de su madre o a su tripa, acompañándola a todas partes hasta que tiene cerca de un año.
Más información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Phascolarctos_cinereus http://www.nationalgeographic.es/animales/mamiferos/koala
Si los koalas quieren subir a un árbol, brincan desde el suelo, se sujetan a la corteza con sus garras y, seguidamente trepan. Suben y bajan de los árboles siempre con la cabeza hacia arriba. Normalmente, descienden lentamente, ya que sólo utilizan una pata. Generalmente, los koalas solo descienden de un árbol para llegar a otro. Aquí les acecha la mayoría de los peligros.
El pelaje del trasero, que es especialmente espeso, les permite apoyarse en las ramas más duras. En los días fríos, húmedos y ventosos, los koalas se enrollan como una bola para ocupar menos espacio y desprender el menor calor posible. Cuando llueve, el agua se desliza por el lomo de los koalas. En los días calurosos, secos y bochornosos, los koalas no sufren, ya que el pelaje de su pecho, que es claro y largo, absorbe el calor. Y, cuando hace viento, su pelo se mueve y así se refrescan.
La población de los koalas posee un sistema de comunicación y organización complejo, que le garantiza la cohesión social. A pesar de que son solitarios (excepto en la fase de apareamiento), se organizan en poblaciones estables bajo una jerarquía social, en la que se establecen diferentes territorios y, dependiendo de la posición que ocupen, se comportan de una u otra manera. Si el orden se desestabiliza, influye en el grupo.
Cada koala establece su propio territorio, cuyo tamaño depende de diversos factores: sexo, edad, posición social y la calidad y resistencia del terreno. En una población socialmente estable, el tamaño del territorio garantiza suficientes árboles adecuados para proveer al koala de alimentos y protección.
Antes de que los koalas jóvenes emigren, consideran el territorio de su madre como propio. Generalmente, los territorios de los machos son más grandes que los de las hembras. Algunos de los árboles marcados con excrementos sirven de lugar de encuentro, razón por la que juegan un papel decisivo en la estabilidad de la población.
Durante algún momento, a los koalas jóvenes se les fuerza a abandonar el territorio de sus madres. Normalmente, esto sucede cuando tienen 18 meses.
Los koalas cuentan con una amplia variedad de sonidos, que les permiten comunicarse a grandes distancias. Tanto las hembras como los machos gritan cuando tienen miedo. Emiten un ruido fuerte, como el de un bebé cuando quiere comer, que se produce en situaciones de estrés y normalmente suele ir acompañado de temblores. Los machos producen una especie de ronquido para manifestar tanto su presencia como para demostrar su posición social. A menudo suena como un ruido lejano, como cuando se pone en marcha una moto. Los machos se ahorran el gasto energético que emplearían en una lucha mediante el uso de los sonidos para establecer su posición dominante. Las hembras no aullan tanto como los machos.
Las hembras llevan a sus crías recién nacidas en la bolsa marsupial durante seis meses aproximadamente. Cuando la cría sale de la bolsa se agarra a la espalda de su madre o a su tripa, acompañándola a todas partes hasta que tiene cerca de un año.
Más información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Phascolarctos_cinereus http://www.nationalgeographic.es/animales/mamiferos/koala
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